Se abrió el suelo
para tragarse los miedos
que paralizan un mundo
al que solo le mueve lo banal.
Pero al desaparecer los miedos
todo los empezó a afectar golpeando
corazones frágiles como el cristal
que no están acostumbrados a sentir de verdad.
Así pudieron descubrir que tenían una visión
muy corta del mundo al descubrir
el dolor que existía cambiaron su vida
y sus corazones crecieron.
No hay que tener miedo, si precaución. Un abrazo
ResponderEliminarmuchas gracias, un abrazo.
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